Hay tres tipos básicos de vinilos, impreso, de corte y ácido. Una buena forma de diferenciarlos es la instalación realizada en el Európolis en las Rozas de Madrid.
El vinilo impreso es aquel vinilo sobre el que podemos imprimir imágenes. Este vinilo suele ser blanco o transparente y para su decoración es necesario que pase por un plotter de impresión, es como una impresora que nos permite proyectar sobre el vinilo que viene en rollos las imágenes para luego poder pegarlo sobre un soporte. La impresión tiene una gran calidad pero la durabilidad de los colores es menor.
El vinilo de corte es aquel vinilo que viene en rollos de vinilos de un color predeterminado. También se pasan por un plotter pero en este caso es de corte que les hace dibujos, números o figuras según le indiquemos previamente en un programa de diseño. Este tipo de vinilos tiene una gran durabilidad de color, el único inconveniente es que los colores son estandarizados. Cada marca usa un pantone determinado y por lo tanto debemos adaptarnos a ellos.
Existe una variante intermedia que es el vinilo impreso y recortado. No es exactamente una mezcla de los dos anteriores. Es un vinilo impreso que luego se puede meter en un plotter de corte. Se adapta a los patrones que les indicamos pero con las mismas características de la impresión.
El vinilo ácido pertenece al grupo de los vinilos traslúcidos porque su opacidad es inferior y no dan la sensación de cerrado. Lo podemos apreciar sobre todo cuando queremos vinilar todo un cristal. Si lo hacemos con vinilo opaco no sólo nos queda poca luz sino que no podemos ver nada detrás. El vinilo ácido es un término intermedio entre la discreción total y la total indiscreción, es decir, deja pasar la luz y se te pones cerca se te ve, pero si te alejas no se te ve. La sensación que da es de espacio y luminosidad. Es altamente recomendable porque da un aspecto limpio, agradable y diáfano. Aún no conocemos cliente que no le haya gustado.
Otros ejemplos en https://labelcolor.com/vinilo