El identificador personal de una compañía aérea fabricada para un rodaje es el ejemplo más claro de lo que en estos momentos de confinamiento más añoramos.
Esta compañía aérea no existe, el gafete es una placa personalizada para un rodaje pero representa las ganas que tenemos de viajar y la imposibilidad de hacerlo. En nuestra imaginación queremos coger un avión que nos saque de todo esto, que nos lleve a un país donde no exista pandemia y que durante al menos unas cortas vacaciones podamos olvidarnos de todo esto. La placa identificativa de solapa hecha un azul con letras en blanco tiene un logotipo inexistente, es en sí un sueño.
Esta chapa identificativa no ha podido ser diseñada nada más que por alguien que está dentro de la industria del entretenimiento y puede ver este identificador persona la imagen de una empresa. La cultura, eso que parece que también nos ha quitado el COVID-19 aún está aquí y perdurará siempre, tiene la cualidad de la inmortilidad y entretendrá y enseñará a infinitas generaciones por eso la cultura y la creatividad es tan importante. Un identificador personalizable contiene todo eso y más. Es una forma de comunicación, es un símbolo.
Actualmente solo podemos viajar con la imaginación, en poco tiempo lo haremos en aviones reales.